viernes, 31 de agosto de 2007

Él y el Ave

En una mañana opaca y fría, un pensamiento empezó a formar imágenes en él. Sentado, mirando el parque donde el ir y venir de las personas que al pasar frente a sus ojos les hace notar que hay un rumbo que tienen que hacer por más que ellos no quieran.

Él, cansado de ver tantas indiferencias, se sentó un momento soñar o hacer una realidad en sueño. Mientras que él hacía la diferencia entre lo que es y no es hostil, notaba a la vez que un ave daba vueltas y vueltas como en busca de un refugio.


Él detuvo la mirada en esa ave, cuestionándose y contestándose a la vez, diciendo: por qué busca un refugio, si en realidad no deberías sentirte sola, porque siempre hay alguien mayor que te cuida. Sin embargo, buscas un refugio porque desde hace tiempo no se lleva bien con el hombre, es por eso que día a día se aleja más y vuela tan alto como para que nadie le pueda hacer daño. El ave con mucho esmero hace un nido para sus crías, ordenándolo hasta poner su plumaje para que no tengan frío al anochecer, a pesar de la distancia que hay entre el nido y el suelo.


Él guarda en su recuerdo, las tantas veces que debido a la distancia entre el nido y el suelo vio huevos rotos y algunas aves recién nacidas, muertas, dejando huellas en el piso como diciendo: “tú deberías cuidarme”. Infinidades de cosas les pasan a unos pequeños animalitos que sólo quieren alejarse de aquel que le quiera hacer daño, principalmente del hombre, queriendo ser como ellos para hacerles afrenta, pero se miran y se dan cuenta que se dañan así misma, porque quieren defenderse y a la vez salvarse, pero nunca harán tal cosa. Él se da cuenta que las aves sufren igual que los hombres, porque también se alejan de aquel que le quiera hacer daño y mientras viva, eso hará. Se refugia en el fondo de sus pensamientos. Ahí nadie podrá atemorizarlo, porque ahí ha formado sus ideas que son base de lo que ha construido, su nido. Ahí teje sus ideas que forma su carácter, su persona; porque él ve cómo se crece en este círculo azul que sólo piensa buscar lo simple de la vida.


Quizá ahí sus errores son más que castigos, porque el hombre, a base de sus ideas no tiene lugar a equivocarse; mirando y analizando con atención sus movimientos como palabras antes de representarlas en la articulación, que antes de expresarlo pasa por la mente, tildándose si es necesario u ordenando algún refrán desde el sujeto hasta el predicado.

1 comentario:

Julio César Carranza dijo...

Hola Jomar, muy bien redactado. He visto que has publicado un link a la pagina de sombras de fuego que ya no esta en uso hace mucho tiempo. Para evitar que el nombre de Sombras de Fuego quede mal parado te pido por favor que elimines ese link. Gracias